La 32 edición del Festival Internacional de Jazz de Almería –Almerijazz 2024– llegó a su jornada de clausura en el Auditorio Maestro Padilla el pasado domingo, 10 de noviembre, con un concierto que unió la veteranía del pianista sevillano Dorantes con la insultante juventud de la mayoría de los miembros de la Big Bandarax. Un recital inédito y que era muy esperado por la afición almeriense.
David Peña, conocido artísticamente como Dorantes, es flamenco por tradición familiar. Nieto de María ‘La Perrata’ y sobrino de Juan Peña ‘El Lebrijano’, ha bebido de esa tradición musical desde que nació. Sin embargo no es un pianista flamenco al uso, como podría ser Diego Amador, ni tampoco un especialista en jazz, como Chano Domínguez. Su formación clásica (estudió en el Real Conservatorio de Sevilla) influye en su música y consigue que navegue a medio camino entre todos esos estilos, dándole un toque personal que caracteriza a todas sus composiciones. Su música es cinemática, muy descriptiva, con un carácter claramente épico, y en ella se cuelan armonías y frases flamencas así como momentos de improvisación muy espectaculares.
Era de esperar, por tanto, que sus composiciones encajasen con una orquesta de jazz, con unos arreglos realizados expresamente para la ocasión. La encargada de ejecutarlos fue la Big Bandarax, una formación nacida en 2015 y que se ha ido nutriendo de alumnos de diversas escuelas de música de la comarca almeriense del Andarax. Su impulsor y actual director, el joven trompetista José Carlos Hernández, lleva ya unos cuantos años realizando una encomiable labor de enseñanza y difusión del jazz en la región, llegando incluso a crear un festival de jazz en su localidad de nacimiento, Gádor, denominado Naranjazz, que este año ha celebrado ya su segunda edición.
El recital comenzó con una pieza en solitario a cargo de Dorantes, “La ciudad” para, a continuación, dar la bienvenida en el escenario a su sección rítmica, formada por Javier Moreno en el contrabajo y Sergio Fargas a la batería, con los que interpretó “Danza de las sombras”.
Tras ella, llegó el momento de la intervención de la big band con una de las últimas composiciones del pianista, “La calma”, incluida en su disco La roda del viento (2020). De ese mismo trabajo, enlazaron con “La llegada”, donde los ecos a la Semana Santa sevillana fueron más que evidentes, y magníficamente interpretados por la Big Bandarax.
No podía faltar la composición más conocida de Dorantes, “Orobroy”, con esa aflamencada melodía tan pegadiza y una apasionada improvisación del pianista, respaldada por los arreglos para metales, que levantó al público de sus asientos. Otra de las piezas más celebradas de su repertorio es “Sur”, con pasajes trepidantes e influencias orientales a la que la big band aportó un colorido especial. Tras “Errante”, el tema con más sabor latino de la noche, se encaminaron hacia el final con otra pieza repleta de espectacularidad, “Sin muros ni candados”. Iniciada por Dorantes con una compleja improvisación plagada de arabescos, desembocó en la muy rítmica armonía principal, que los jóvenes jazzistas volvieron a embellecer con sus intervenciones.
El bis, muy solicitado por el público, estuvo compuesto por una nueva pieza de Dorantes en trio que enlazó de nuevo con el tema principal de “Sin muros ni candados”, dando pie a que la orquesta al completo pudiese intervenir de nuevo.
En resumen, un espectáculo muy atractivo, con un Dorantes entregado a esta colaboración con las nuevas generaciones, y en el que cabe destacar el excelente papel realizado por esos jóvenes músicos, que forman una prometedora cantera para el jazz de Almería en los próximos años.