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AFRA KANE

AUDITORIO MUSEO ARQUEOLÓGICO - 30-10-2024

Afra Kane, música para espíritus sensibles


Con un lleno absoluto en el Auditorio del Museo Arqueológico comenzaba la edición nº 32 del Festival de Jazz de Almería -Almerijazz 2024- el pasado jueves 31 de octubre. Una primera jornada marcada por el impacto emocional provocado por la catástrofe sucedida en la zona del levante de nuestro país. Quizá por eso, la música de Afra Kane, emotiva y sensible, resultó aún más sanadora desde el momento en que, precediendo a su actuación, la artista solicitó un respetuoso minuto de silencio dedicado a todas las víctimas y afectados por dicha desgracia.

Afra, italiana de ascendencia nigeriana, llegaba avalada por un premio en el prestigioso Festival de Jazz de Montreux, además de un EP (Scorpio, 2019) y dos larga duración ya en su haber, HyperSensitive (2022) y el reciente Could We Be Whole (2024), precisamente el que está presentando en diversas ciudades de nuestro país. Poseedora de una voz limpia y potente que en sus grabaciones de estudio podría recordarnos a las grandes divas actuales de la canción norteamericana, como Rihanna o Beyoncé, sus composiciones se alejan de esa comercialidad, arropadas por arreglos repletos de influencias del soul y rhythm and blues y con toques electrónicos.

Para la propuesta acústica que ofrece Kane se ha visto obligada a rehacer sus propias canciones, reduciéndolas a la esencia de su voz y el piano. Ante estas versiones, mucho más crudas y sobrias, la artista dejó entrever con claridad su formación clásica al piano, influenciada más por compositores como Ravel o Bela Bartok, que por la tradición jazzística. Esto se mostraba de forma meridiana en piezas como “F.O.B.G (Fear of Being Great)”, donde apabullaba con su dominio de los arpegios más enrevesados mientras entonaba la melodía principal, o en “Them Of Me”, donde cantó todo el tiempo sobre un ostinato al piano que le aportaba una inquietante tensión. No obstante, también hubo momentos más cercanos al pop, como en “Empty Promises” o “Death in My Dreams” con ecos a artistas como Tori Amos o la mismísima Kate Bush-, “Invisible Cross”, uno de los instantes más espectaculares de la noche a nivel vocal o “Building”, un sentido medio tiempo que dedicó a todos los que sufren por amor.

La cercanía y simpatía de la cantante en su trato con el público contrastaba con la trascendencia y seriedad de sus letras -algunas explicadas por la propia artista, demostrando un buen dominio del castellano-, que versan sobre temas tan espirituales y casi filosóficos como la procrastinación, el síndrome del impostor, los filósofos de la antigua Grecia o sus propios sueños sobre la muerte. El concierto finalizaba con su primera composición en castellano, “Palabras”, donde nuevamente mezclaba sus melodías de toques soul con el pianismo clásico, y un bis, “Start Again”, una balada con toques góspel donde requirió la colaboración vocal del público.

En definitiva, una curiosa e interesante propuesta la de esta singular artista, muy original como compositora, con un especial talento como cantante y un insólito virtuosismo al piano. Eso sí, solo apta para espíritus muy sensibles.

®Fotos de Afra Kane

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