La segunda jornada del almerijazz llegó con la parte más festiva de esta música, esa que se asocia a los orígenes más arrabaleros y populares del jazz, tan alejados de lo que representa en la actualidad. Recordemos que esta música nació en los burdeles de Nueva Orleans y aunque esas actividades no sean algo de lo que sentirse orgullosos, algo queda siempre de ese espíritu canalla en esta música.
También hay que remarcar que nos encontrábamos en la jornada dedicada al jazz en Andalucía que, en este caso, era prácticamente como decir al jazz almeriense, ya que eran dos formaciones locales las que se dieron cita en el escenario del Teatro Apolo. En honor a la verdad, esto de dos bandas era algo engañoso ya que los componentes de la banda inicial, La Causa Swing, eran exactamente los mismos (si exceptuamos al pianista) que integraban La Funkeria, el grupo que cerraría el concierto. Muy gracioso el truquillo de cambiarse de ropa en el descanso, pero en Almería nos conocemos todos. Tampoco intentaron ocultarlo y, de hecho, bromearon con la triquiñuela.

La primera parte, como digo, estuvo protagonizada por La Causa Swing, una banda formada por Jorge León a la voz principal y guitarra y Miguel Rosales en el piano, con una sección de metales integrada por Ginés Soto en los saxos, David Galera a la trompeta y Héctor Morata al trombón. La sección rítmica la conformaban dos viejos conocidos de la escena musical almeriense, Mateo García al bajo y voces en determinados temas y Curro Domene en la batería.

La Causa Swing es una banda especializada en ese sonido que nos retrotrae al jazz más bailable y divertido -aunque en el teatro, por razones obvias, nadie movió ni un pelo- y donde lo que imperan son los ritmos sencillos y contagiosos. Nos presentaban su último disco, Swingvergüenzas, del que salieron la mayoría de los temas de la noche, composiciones todas propias, algo que es siempre de agradecer.

Arrancaron con las marchosas I don´t wanna be a rich man y Blue, tranquilizándose un poco con la chispeante y filosófica Esperando a Godot. Quizá por su mayor profundidad y sentimiento, llamó mi atención la balada Turning Grey, con ese aroma a tugurio de los barrios bajos. Pero el swing más trepidante volvió de inmediato con Traffic Jam, para recuperar momentáneamente la calma con Dance with me, otra balada donde los arreglos de metales pudieron lucir con brillantez. Con las más rápidas y alegres B1 Mediterraneo, Django y Worth it pusieron el punto final a la parte swinguera de la noche para dar paso a la segunda banda que, como os avisaba, venían a ser los mismos, pero metamorfoseados en chicos malos del funk. La segunda parte, por tanto, estuvo ocupada por la formación llamada La Funkeria, de cuyos miembros voy a omitir sus nombres, sencillamente porque ya os los dije antes.

Tal y como prometía el propio nombre de la banda, el funk se erigió en protagonista. Los decibelios subieron ligeramente y el ritmo, aun manteniéndose en el clásico 4/4, ganó en pegada y contundencia, demostrándolo Domene con un solo de batería nada más comenzar con What u wanna. El bajo de Mateo se apuntó al slap, la guitarra se volvió más ‘setentera’, y la sección de metales ganó en presencia, anotándose cada uno de ellos algunos vibrantes solos.
De nuevo un repertorio plagado de temas originales como Funk to the future, Owners, El pescador, Musul o 7 de la mañana. Con Willy Caracol rindieron un homenaje a alguien muy querido en la música almeriense. El guitarrista Willy es alguien que, en los 70 y 80, fue partícipe de los primeros proyectos jazzísticos de nuestra ciudad, militando en formaciones como La banda del subastao o Puerta Purchena. Tras pasar por épocas de dificultades, su mejoría le permitió subirse al escenario para marcarse un buen solo bluesero durante su propia canción.

La noche iba de invitados sorpresa, y no tardaron mucho en requerir la presencia del propio mánager de la banda, Alejandro Piqueras, que demostró ser también un excelente guitarrista de blues. La velada, a estas alturas, fue acercándose a su final, complementándose con la presencia sobre las tablas de Laura y Grace Annis reforzando la parte vocal.

Por una cierta similitud estilística, este podría haber sido un lógico preludio al siguiente concierto del festival, que protagonizará una banda internacional, Delvon Lamarr Organ Trío . Sin embargo habrá que esperar toda una semana, ya que hasta el próximo 1 de noviembre no se reanudarán los conciertos de este Almerijazz 2025. Nos toca tener paciencia para ver a uno de los más potentes representantes del funk, acid jazz y rhythm´n´blues de la actualidad.