EDICIONES ANTERIORES.


2005

XVI Festival Internacional de Jazz de Almería

Del 23 de octubre al 13 de noviembre de 2005

Este este año la configuración fue muy similar al anterior, hasta el punto que el circuito local se mantuvo prácticamente con las mismas bandas, aunque con la mejora de incorporar la sede de Clasijazz como escenario de algunos conciertos.

El festival oficial se abriría con un almeriense, Paco Rivas, afincado en aquel momento en Madrid, y que presentaba su disco Groove, el primero como líder de su propio proyecto. Un concierto muy especial para mí y en el que su teclista, Javier Mora, usó mi propio piano. Paquito D´Rivera volvía, por tercera vez a nuestra ciudad con su excelente latin-jazz, en un concierto con dos invitados de excepción: Chano Dominguez y la gran cantante brasileña Rosa Passos.
Pedro Iturralde también regresaba desde su anterior visita en el 83, cuando aquellos Festivales Andaluces. En esta ocasión recaló en el Teatro Apolo con su cuarteto de la época, Mariano Díaz al piano —que sigue acompañándole en la actualidad—, Miguel Angel Chastang al contrabajo y Carlos Carli en la batería. El concierto fue, como todos los de Pedro, una clase magistral de be bop con influencias flamencas.
La nota floja de esa edición fue la canadiense Madeleine Peyroux, con una propuesta bastante alejada del jazz, por mucho que su voz sonase a Billie Holiday a ratos.

Quizá para compensar, el siguiente concierto nos dejó disfrutar a los buenos aficionados del jazz de vanguardia de los legendarios Art Ensemble of Chicago, toda una experiencia auditiva y visual.

El cierre llegó de la mano de una formación liderada por Chick Corea, en su segunda visita a nuestra ciudad. Rememorando su disco Touchstone, que supuso el inicio de sus colaboraciones con Paco de Lucia, Chick decidió convocar a varios músicos de prestigio de nuestro país, perfectos conocedores de los secretos de flamenco y volver a juguetear con nuestras músicas en una gira mundial que pasó por Almería. Con él estuvieron Jorge Pardo, Carles Benavent, Rubem Dantas y el batería norteamericano Tom Brechtlein. Yo ya los había visto en Vitoria ese verano, pero aun así repetí y disfruté de lo lindo.
Esto de los festivales parecía ir viento en popa mejorando o, al menos, manteniendo el nivel año tras año, y además comenzaba a suceder algo muy esperado para los aficionados en cualquier lugar: la programación semanal de Clasijazz lograba que la ciudad no fuese un desierto jazzístico entre un evento anual y el siguiente. Lo que se dice la situación ideal. Veremos lo que duró.

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