EDICIONES ANTERIORES.


2011

XXI Festival Internacional de Jazz de Almería

Del 15 al 27 de octubre de 2011

El festival, como decía antes, va siendo engullido cada vez de una forma más ostensible dentro de la programación cultural de otoño, y en estos años prácticamente solo conserva su entidad por la denominación.

El circuito municipal este año solo tuvo tres actuaciones, aunque se tuvo el detalle de ofrecerles un lugar digno para tocar, a diferencia de los anteriores, que se programaban en ocasiones en bares de copas que no contaban con la más mínima infraestructura para albergar una actuación musical de forma satisfactoria.

Arrancó con el cuarteto Gonzalez, Mazuecos, Morente & Mortensen, continuó con un proyecto que me tocó muy de cerca, La taberna del piano: Homenaje a Billy Joel, de un tal Ramón García (con Patricia Rodríguez en la voz, Javi Vecino al contrabajo y Dani Piedra en la batería), y acabó con el Mateo García Trío.

La sección oficial arrancó con la Big Band de Clasijazz. Tras ellos, en el Teatro Apolo, el cuarteto de Pepe Viciana homenajeando a Coltrane, al que siguió el contrabajista vitoriano Pablo Martin Caminero con su quinteto (con Abe Rabade, Toni Belenguer, Borja Barrueta y Perico Sambeat), presentando su disco El caminero en el Teatro Apolo. Se continuó con la fusión de Pepe Bao y Carles Benavent y se cerró con el Niño Josele, en cuarteto con Perico Sambeat, Javier Colina y Guillermo McGill, presentando su disco Española, de reciente edición en esa época.

Pongo la lupa en dos aspectos bastante curiosos que comenzaron a producirse a partir de esta época: lo de internacional pasó a ser puramente cosmético. Es cierto que el nivel del jazz nacional a esas alturas daba como para disfrutar de un magnifico festival sin recurrir a estrellas internacionales, pero quizás se debía haber eliminado ya entonces esa palabra de su denominación, para no llevar a nadie a engaños. De hecho, casi la mitad de las actuaciones de esta edición fueron de músicos almerienses.

La otra cuestión que, como a muchos músicos almerienses, a mí me tocó sufrir en primera persona, es que a los proyectos locales interesantes, incluso con una grabación discográfica respaldándoles, se les daba un trato totalmente diferente al de los artistas que venían desde fuera de nuestras fronteras. Al músico almeriense solo se le daba la opción de actuar ‘a taquilla’, con el riesgo de no cubrir ni sus gastos (y hay que tener en cuenta que, a veces, esos proyectos sí que contaban, en parte, con músicos foráneos). Si a esto le sumamos la poca promoción que se comenzó a dar al festival por parte de sus organizadores, las consecuencias eran previsibles.

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