‘Actualización vital’
El frenético mundo en la que vivimos nos ha familiarizado a todos con un concepto asociado a la informática, la actualización de versión de cualquiera de esas aplicaciones que usamos diariamente en nuestro móvil, tablet u ordenador. Pero actualizarse es también un deber para un artista. Y de eso sabe y mucho el guitarrista Antonio Gómez quien, aprovechando su llegada a la cincuentena, ha decidido titular su nuevo disco como ‘Update 5.0’, una actualización vital y musical que presentó el pasado viernes 3 de noviembre como apertura de la 31ª edición del Festival Internacional de Jazz de Almería, Almerijazz 2023.
Algunos, y por seguir con el símil, conocimos a Antonio cuando su software aún iba por la versión 1.5 y era ‘el chico que tocaba como Mark Knopfler’. Después llegó Sonido Blanco, la formación con la que se curtió en los escenarios mostrando sus tempranas composiciones y, por fin, su bautizo como solista y líder de sus propios proyectos. En este mismo teatro mostró su primer trabajo de temas originales, ‘Aires de mar’ (2007), con padrinos de excepción como Tomás San Miguel y Jorge Pardo. Su trayectoria en el mundo de jazz ha sido y es impecable, abordando muy diferentes estilos, con preferencia por el sonido smooth norteamericano, cierta querencia por lo flamenco y sin faltarle nunca el toque bluesero en su limpio fraseo. Y así nos ha dejado, hasta ahora, varios trabajos de impecable factura como ‘Alcalá Street’ (2014), versionando composiciones de la música clásica y popular española, o ‘Lights, Camera, Versión’ (2016) haciendo lo propio con inolvidables melodías del séptimo arte. Últimamente ha retomado el gusto por la composición y, tras ‘3x4’ (2018) donde se arriesgaba con doce canciones originales en ritmo ternario, nos llega este ‘Update 5.0’ (2023) centrado también en sus propias ideas musicales.
Para la ocasión se presentaba en cuarteto, con músicos afines a su peculiar forma de hacer, donde la precisión y el virtuosismo se entremezclan con la sensibilidad y el buen gusto. Al piano el gaditano Juan Galiardo, toda una garantía para cualquier banda, a sabiendas de que su profesionalidad no está reñida con la gran imaginación que aporta en cada uno de sus solos. El francés Vincent Thomas en la batería, fundador de los Gabacho Maroc. Y al bajo eléctrico uno de los más veteranos colaboradores de Gómez, el catalán Joan Massana, precisamente el único músico coincidente en la alineación si la comparamos con aquel lejano concierto del 2007 en ese mismo teatro.
Entre los cuatro ejecutaron a la perfección este nuevo muestrario de temas del almeriense, en el que descaradamente se zambulle en ese smooth jazz con sabor norteamericano que tanto le gusta y que domina a la perfección. Comenzaron con un medio tiempo, ‘Chords of Hope’, que combina una melodía sencilla con una armonía compleja y siempre cambiante. Enlazaron suavemente con la balada ‘En Camino’ y a esas alturas quedaba claro que la sonorización –ese caballo de batalla en los directos- iba a ser impecable. Para dejar claras sus influencias andaluzas y homenajear a la que ahora es su tierra adoptiva, Granada, nada mejor que una inspirada ‘Realejo’, donde se escucharon ecos de aquellas añoradas bandas de rock andaluz instrumental como Guadalquivir o Vega. La samba, recurso rítmico al que Gómez saca mucho partido, estuvo presente en temas como el precioso ‘Sauce of Life’ o la brasilera ‘Six Notes Samba’. Con el que da título al trabajo se recuperó ese aroma a jazz-fussion estadounidense.
La guitarra de Antonio evocaba con facilidad a mitos de los setenta como Larry Carlton o Lee Ritenour y el piano de Galiardo sugería los mejores momentos de Lyle Mays en los albores del Pat Metheny Group. La sensible introducción pianística de la inspirada balada ‘November Lights’ nos preparó para una melodía tan extraña y disonante como sugerente, apoyada en el suave bajo de Massana y las delicadas escobillas de Thomas. El simpático y marchoso ‘Smooth Bogaloo’ dio paso al momento más tradicional de la noche. Antonio se descolgó la Yamaha 1511 Mike Stern usada durante todo el concierto para agarrar la guitarra española y deleitar a la concurrencia con su propio arreglo de la ‘Petenera de Almería’, que aprovechó para dedicar a músicos como Fafi Molina o Paco Luis Miranda Hita, muy implicados en la recuperación del folclore almeriense. A pesar del aire jazzístico subyacente, era fácil tararear sobre la melodía esa coplilla que reza ‘…dicen que Almería es fea porque no tiene balcones…’ que cualquiera de los nacidos en esta tierra conocemos desde la infancia. Aprovechando el cambio de guitarra los músicos atacaron ‘Carmen del agua’, otro tema de inspiración granadina. Para el cierre contó con la colaboración del también granadino Antonio González, uno de los mejores boppers de nuestro país. Su saxo alto se fundió a la perfección con la eléctrica de Gómez durante la melodía principal de ‘Habemus Blues’, pieza que sirve como single de presentación de este trabajo discográfico que, por cierto, estará disponible en plataformas digitales a partir del próximo 1 de diciembre. Misión cumplida con este directo impecable, que estuvo precedida por la entrega al protagonista por parte del Concejal de Cultura, Diego Cruz, del premio 'Georgia Jazz Club en memoria a Serafín Cid’, en su cuarta edición. Antonio Gómez puede sentirse satisfecho de, como él mismo dice, haberle dado ‘la vuelta al jamón’, que es una forma mucho más castiza de denominar a la celebración de las cincuenta primaveras.
Buen comienzo, en definitiva, para esta 31ª edición de un festival cuya organización lucha cada año por confeccionar un cartel que satisfaga a todos los públicos interesados en este estilo musical tan apasionante.